En los negocios como en las mayoría de las profesiones, el enfoque en los objetivos es básico. Sin embargo, a pesar de saberlo, la realidad es que no siempre lo hacemos. Solemos querer abarcar tantas cosas que al final no llegamos a todo o mejor dicho acabamos no llegando a nada. Ese querer hacer mas cosas de las que podemos es un hábito excesivamente extendido en la mayoría de empresarios y profesionales. Pensamos que podemos con todo lo que nos llega. Nos cuesta decir que no por el miedo a perder oportunidades y luego arrepentirnos de no haber aceptado. El error no es perder la oportunidad. Está en aceptar la propuesta porque nos hará perder otras que son mas necesarias para nuestro proyecto.
Cuando diseñamos nuestro Plan de Networking, configurar y definir los objetivos es la base sobre lo que construiremos todo. Esos objetivos deben ser muy concretos, medibles, específicos y muy claros para que siempre nos sirvan de guía. Una vez que los tenemos detallados y sabemos hacia donde nos dirigimos, empieza la segunda fase. Esta es la de saber lo que entra o no entra en la línea de trabajo hacia ellos. Es decir, todo lo que no me impulsa o acerca a esos objetivos, me aleja de ellos. Y este punto es esencial y deberemos ser escrupulosos al elegir.
No podemos perder el enfoque ni el tiempo
Si no lo hacemos así, empezaremos a hacer cosas que nos ocupen tiempo pero que no nos aporten un paso mas hacia las metas propuestas. Cada minuto que no dedicamos a avanzar, estamos retrocediendo. O el enfoque es claro o nos dispersaremos. Así es como nuestro tiempo se perderá como lágrimas en la lluvia que decían en Blade Runner. No podemos permitirnos perder tiempo ni dispersarnos ya que es el mas valioso activo que tiene cualquier profesional o empresario. El enfoque en los objetivos es lo que hace que ese tiempo se aproveche de forma mas eficiente.
El hábito dela dispersión es letal
Todos buscamos resultados. No hacemos las cosas por entretenernos, sino para triunfar con nuestra empresa o nuestra profesión. Sabemos que esos resultados nunca llegarán solos, sino que hay que perseguirlos. Hay que trabajar durante tiempo y luchar hasta conseguirlos. Por supuesto que entran muchos factores en juego en ese proceso. Pero la dispersión por hacer mas de lo que debemos es como un virus invisible que nos come. Se adentra en nuestra agenda, se mente en nuestra mente y ya no sale nunca. Es muy difícil de erradicar una vez que hemos aceptado su presencia y hemos cogido el hábito. Por eso la importancia de fijar los objetivos y mantener el enfoque en ello.
La eficiencia empieza por mantener el enfoque
Si queremos ser eficientes es imprescindible desarrollar ese Plan de Networking desde la base. Hay que definir los objetivos y las acciones que entran en ese enfoque y saber que no debemos apartarnos ni un centímetro de esa línea. Es como querer ir circulando por una autopista y estar cambiando de carril continuamente. Corremos el riesgo de salirnos de la vía y tener un accidente o tomar un desvío equivocado. Cuesta renunciar a propuestas y colaboraciones que surgen con muy buena pinta. Claro que cuesta, pero debemos ser conscientes que no debemos dispersar nuestro esfuerzo. Es imprescindible que la visión sea solo hacia lo que hemos definido o acabaremos ciegos sin saber a donde mirar.
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