Cuando nacemos ya llevamos en el software inicial una complejidad de talentos tremenda, yo calculo que pueda haber en total un número cercano al millón entre categorías y subcategorías y aunque nadie se ha puesto a enumerarlas todas hasta desarrollar el listado completo no tengo duda de que existen.
Nacemos con toda esa cantidad dentro pero lo cierto es que si quisiéramos cuantificar el nivel desarrollo de cada uno de ellos poniendo un valor de 1 a 1000 para fijar de en qué grado los tenemos, veríamos que sería como un enorme ecualizador con un botón por talento. Estoy de acuerdo que un gran grupo estarían en números muy bajos y no superarían un 10 sobre mil, pero eso no quiere decir que con el tiempo muchos de ellos no puedan desarrollarse a niveles de aceptación bastante notables. Y por supuesto, tenemos un pequeño grupo de talentos con los que ya venimos de fábrica con un porcentaje elevado de desarrollo desde el inicio que van a incrementarse y crecer desde los primeros años de vida.
El problema con el que nos enfrentamos es que el sistema educativo está centrado en un modelo de enseñanza que ha caducado hace mucho, que según cuenta la propia Marilyn Ferguson en su libro “La conspiración de acuario” se creó para poder adoctrinar a los campesinos e hijos de los mismos para que estuvieran domesticados para poder trabajar en el sistema industrial y por tanto se basaba en formarles en 3 principios: la puntualidad, el trabajo repetitivo y la obediencia. Y de aquellos barros estos lodos, porque actualmente seguimos repitiendo ese mismo modelo de hace varios siglos a los niños que vivirán una época completamente distinta a la industrial y que se ha quedado completamente obsoleto. No me refiero a los conocimientos que incluye que se actualizan cada año sino a los conceptos, ya que por poner un ejemplo, a día de hoy está aceptado por todos que no hay una sola inteligencia (la inteligencia emocional, musical, espacial…) y sin embargo ese sistema no tiene ningún punto en que las respete o potencie.
Lo mismo pasa con los talentos, y tal como decía la frase: “Si mides la inteligencia y el talento de los animales por sus capacidades para trepar a un árbol, los peces serían los animales mas tontos del planeta” Es decir, que si reconocemos que hay una diversidad de inteligencias y de talentos, pues ¿por qué no se tratan de investigar y descubrir en los niños desde la mas pronta edad para poder potenciarlos y poder ayudar a ese niño a que desarrolle lo mejor que tiene dentro? La conclusión es sencilla, porque de los que pueden a nadie le interesa y a los que les interesa, no pueden.
Esto significa que vivimos como podemos y vamos creciendo y aprendiendo que los únicos talentos que tenemos son los que los demás reconocen, y cuando digo los demás me estoy refiriendo a padres, profesores de guardería, colegio, instituto, universidad o jefes del trabajo donde nos empleamos. Por tanto llegamos a la edad adulta creyendo que solo somos buenos en lo que los demás nos han reconocido y solo en eso, pero sin embargo en el tiempo libre, en nuestra faceta personal descubrimos que nos gusta la música y que se nos da bien tocar la guitarra, el violín o la flauta, que tenemos cierta maña para hacer caricaturas peor no salimos de hacerlas en nuestro cuarto por la vergüenza que nos da, que somos buenos en cierto deporte, que somos capaces de orientarnos en las ciudades y volver a nuestro punto de partida sin necesidad de un mapa o que las manualidades nos resultan fáciles y sencillas. Esos también son talentos.
¿Cuantos de esos talentos tienes dentro y desconoces que eres bueno? ¿Cuantos de esos talentos que tienes dan el potencial suficiente para que con un método, tiempo y algunos conocimientos podrías desarrollarlo a un nivel de 900 sobre mil? No tenemos ni idea ni la forma de averiguarlo. Una pena, que personas con talentos extraordinarios nunca los hayan compartido mas allá de su intimidad o como mucho su familia o amigos cercanos, Y digo que es una pena porque está demostrado que cuando alguien desarrolla esos talentos y los expone a los demás siendo generoso en compartir sus habilidades, explicando cómo los utiliza para tal o cual cosa, digo que está demostrado que en muchas ocasiones impacta en otros, niños o adultos que de pronto sienten que se identifican con ellos porque algo se mueve en el interior que les dice que eso les encantaría hacerlo también, que sienten que pueden hacerlo, que les atrae, soliendo coincidir con los que ya tienen el talento o las condiciones internas para desarrollarlo.
Esa influencia es vital, es preciosa y es valiosísima porque despiertas a gigantes dormidos que quien sabe hasta donde pueden llegar dentro de unos años. Y quien sabe en quien podrá influir de la misma forma cuando siga compartiéndolo con otros a lo largo del tiempo. Hacer networking tiene la parte principal de aportar valor a los demás pero también tiene esta, la de compartir talentos, descubrir los de los demás y crear sinergias tanto con los que tienen los mismos que nosotros como los que tienen otros talentos diferentes pero complementarios. Es una obligación moral el compartirlos para que el mundo los aproveche, disfrute y aprenda, pero no nos olvidemos que el primer enriquecido es la propia persona que lo comparte ya que además de poder sentirse bien por saber hacerlo, sin darse cuenta y sin percibirlo está influyendo en muchos otros, que gracias a su impactos puede que lleguen a ser grandes maestros de la pintura, la música, la literatura, la arquitectura, la fabricación de zapatos de forma manual o simplemente hacer marquetería con su habilidad de manualidad que tiene innata.
Uno de los graves errores que se cometen con este tema es valorar un pequeño grupo de talentos como los únicos que se consideran talentos de verdad y el resto son habilidades pero que no tienen tanta importancia. Eso hace que se infravaloren y no se busque ni descubrirlos ni ayudar a que los desarrollen. Es grave porque se pierden, no se cree que eso que sabemos hacer con tanta frescura y tanta facilidad realmente sea un talento, y entonces lo ocultamos y no lo compartimos.
Démosle la vuelta a la tortilla y hagamos que el mundo se inunde esos talentos ocultos. Empecemos por nosotros, hagamos introspección de qué cosas sabemos que se nos dan bien, qué materias nos emocionan y apasionan aunque no las hayamos desarrollado, y qué aspectos de nuestra vida o de las de los demás los resolvemos con facilidad, pensemos en qué se nos da bien desde siempre. Hagamos una lista, enumeremos esos talentos, anotemos en qué momentos hemos demostrado que lo dominamos, como nos hemos sentido y qué hemos conseguido hacer que otros no pudieron. Cuando digo esto, me estoy refiriendo a cosas simples, desde resolver crucigramas, generar construcciones tipo Lego, crear una canción, escribir un poema, hacer una foto, ordenar y clasificar, hacer un cuadro en punto de cruz o cualquier otra cosas que tu detectes en ti y que valoras porque sabes que lo haces bien.
Hagamos esa lista y empecemos por analizar cuales son las que mas nos apasionan, con las que nos sentimos mas energizados cuando los usamos, las que nos emocionan cuando las ponemos en práctica, y comprometámonos a tres cosas sencillas:
- la primera es a hacerlo mas a menudo, a tratar de mejorar, de avanzar, de desarrollar la maña, de aprender técnicas que nos ayuden a mejorar y subir el nivel del ecualizador de esos pequeños talentos,
- en segundo lugar comprometámonos a compartirlos, a enseñar a otros lo que sabemos hacer, a explicarles como lo conseguimos, evidentemente con la paciencia de que ellos quizás no lo tienen tan desarrollado como nosotros y al principio les puede costar mas, pero hagámoslo con el ánimo de contagiar y compartir, de infectar de nuestra pasión a sabiendas de que pueden tener ese mismo talento pero dormido y que nuestro contagio puede despertarlo en ellos pudiendo incluso tener muchas mas capacidades que nosotros.
- por ultimo un juego. Enfoquémonos en tratar de descubrir los talentos de los demás, de encontrar pequeñas cosas que hacen bien, que tienen algo que les hace diferentes que nosotros no hacemos con igual facilidad o perfección, y puede ser desde como piensa al enfocar una fotografía, a como clasifica sus documentos, desde como estructura un contenido sobre el que va a escribir a como hace un pastel, desde como ordena la ropa en su vestidor a como hace un dibujo. Pensemos en las personas que nos rodean y en qué les hemos visto destacar, en qué suelen llamar la atención cuando compartes momentos con ellos, en lo que destacarías de sus habilidades cuando te preguntan por esa persona. Pensemos en ellos y encontremos sus talentos ocultos, y cuando lo hagamos, felicitémosles por ellos, reconozcámosles lo que aportan, pidámosles que nos enseñen y démosles créditos ante los demás para que todo el mundo sepa que tienen tal o cual talento. No hace falta que los tengan a nivel 900 en el ecualizador para poder reconocerles su valía, solo con que veamos que lo hacen mejor que nosotros es suficiente, serán ellos los que nos den la pista contándonos la pasión con que los ponen en práctica, esos serán sus talentos. Y ese networking nos enriquecerá y ayudará a que nuestras islas invisibles las una un puente mas sólido.
En resumen, dejemos de pensar que solo los demás tienen talentos, lo cual es completamente falso, y empecemos a descubrir los que tenemos ocultos en nuestro interior y en el interior de los que nos rodean cada día y que en muchos casos ni se han dado cuenta que eso que hacen es un talento.
2 comentarios en “Nacemos con un millón de talentos ¿conoces los tuyos?”